El 29 de octubre de 1941 los nazis y sus ayudantes deportan a 1.040 hombres, mujeres y niños con raíces judías de Berlín a Łódź, Polonia. Entre los deportados están Sybil y su madre Adelheid.
Puedo escribir mejor sobre las personas si sigo sus pistas.
Por eso mi antigua colega Katarzyna Bareja y yo emprendemos un viaje a las últimas estaciones de la vida de Sybil: el gueto de Łódź y el campo de exterminio de Chelmno nad Nerem.
Katarzyna es polaca y me acompaña como interlocutora e intérprete en los 2.400 kilómetros de viaje.
Publicaremos nuestras impresiones aquí y en Instagram.
Permanezca atento!
Empezamos a las 4.30 en Tubinga. El viaje pasa por Stuttgart, Heilbronn, Núremberg, Hof, Chemnitz, Dresde y Breslavia.
16.28 h:
Tras unas 12 horas de viaje llegamos sanos y salvos a Lodz y nos instalamos en nuestro hotel, en pleno centro, en Pietrowska 91. Apenas tuvimos embotellamientos y Katarzyna es una gran conductora.
Tras una breve pausa, paseamos por Pietrowska: un auténtico bulevar con edificios casi exclusivamente antiguos: restaurantes, tiendas, pisos en las plantas superiores, muchas placas conmemorativas y algunas esculturas de bronce que recuerdan la larga y rica historia de Polonia.
Mi favorito es el monumento a Arthur Rubinstein, uno de los mejores pianistas del siglo XX. Vivió en Lodz durante algún tiempo.
Hay ambiente de fiesta y estados de animo de final de trabajo entre la gente, también hay teatro callejero, entre los jóvenes monopatínes, inliners, patinetes eléctricos. Vaya...
Me recuerda las noches en Florencia, tan italiano me parece el ambiente..
En septiembre de 1939, el 8º Ejército de la Wehrmacht entra en Lodz. Como signo visible de su dominio, los ocupantes dan nombres alemanes a todas las calles y plazas. Y crean un gueto al qual son deportados los judíos de la ciudad, de los alrededores y, finalmente, los de Alemania.
En otoño de 1941 los alemanes ya hacinaron a 160.000 personas en el gueto, en una superficie de sólo 4,3 kilómetros cuadrados.
Se crean alojamientos masivos en escuelas y salones para los alemanes judíos que, como Sybil y su madre Adelheid, llegan al gueto a finales de octubre.
El espacio allí es tan reducido que la gente duerme tumbada de lado, espalda contra espalda. No hay camas: la gente duerme en el suelo.
Las condiciones sanitarias son inimaginables para nosotros hoy en día: los aseos a menudo no tienen descarga de agua y solo están disponibles en cantidades insuficientes.
¡Enlace al Museo del Gueto en Łódź!
Los nazis designan el casco antiguo de Łódź y los barrios de Bałuty y Marysin como guetos. Las zonas están habitadas predominantemente por los sectores más pobres de la población.
Al llegar al gueto Sybil y su madre Adelheid fueron alojadas en la Hohensteiner Straße (hoy Zgierska) y en la Reiterstraße 11 (hoy Urzędnicza).
Katarzyna y yo tenemos que descubrir que sólo unas pocas casas de la época de Sybil han sobrevivido. En el 2022 Zgierska es una calle de varios carriles: gasolineras, supermercados, bloques de apartamentos y rascacielos a izquierda y derecha... Vemos que aún hoy, la gente común vive en la zona.
Hacemos una pausa delante de una casa antigua. Ésta podría haber sido la vivienda de Sybil y Adelheid.
Los habitantes del gueto herméticamente cerrado tienen que trabajar para los alemanes. Los alemanes les proporcionan alimentos y medicinas insuficientes. El hambre y las enfermedades son las consecuencias.
Por la mañana hay un café, una agua color marrón, además de una sopa de aspecto y olor repugnantes. La ración del almuerzo consiste en 280 gramos de pan. Por la tarde vuelve a haber café. Los que tienen trabajo reciben una comida extra.
Recién llegados como Sybil y Adelheid venden sus pertenencias a precios ridículos para conseguir un trozo de salchicha o margarina.
Las dos mujeres consiguen sobrevivir de algún modo al invierno de 1941/42. En enero de 1942, el termómetro baja a -20° Celsius.
En mayo de 1942 Sybil y Adelheid viven en el número 11 de la calle Reiterstraße (hoy Urzędnicza).
Las investigaciones preliminares han demostrado que la casa número 5 todavia existe. Sigue también en pie el número 11 y, en caso afirmativo, en qué estado?
Katarzyna y yo giramos por la antigua Reiterstraße y recorremos la fachada de las casas: 5, 7, 9 y, por último, 11. El edificio no ha cambiado, sólo se han renovado la fachada y las ventanas.
El azar o un poder superior nos dan una breve visión del pasado:
El portal de hierro está abierta, al igual que la puerta que hay detrás y que conduce a la escalera. Evidentemente siguen siendo los mismos escalones que subieron Sybil y Adelheid para llegar a la habitación 47, heladas, hambrientas y exhaustas.
Cuando Sybil y Adelheid pasbaan por delante del portal, no podían cruzar la calle. Porque su habitación, que compartían con otros, estaba al borde del gueto.
Una valla a lo largo de la acera les separaba del mundo, donde había mucha menos hambre.
Este mundo estaba a solo 5 o 6 metros y, sin embargo, era inalcanzable.
fGeorg John era colega de Sybil. Actuaron juntos en varias películas. Georg también procedía de una familia judía. Fue deportado de Berlín a Łódź en el mismo transporte que Sybil.
Georg apareció en películas que se convirtieron en clásicos. En la película policíaca „M“ de Fritz Lang, se le puede ver como un vendedor de globos ciego reconoce al asesino en serie por su silbido. La película del 1931 es una de las mejores de todos los tiempos y está disponible en BluRay en una versión magníficamente restaurada. ¡Cómprela y únase a la emoción!
Georg de 62 años sobrevivió solo 3 semanas a su llegada a Lodz. Las aproximadamente 45.000 personas que murieron en el gueto como él, fueron enterradas en un cementerio separado dentro del cementerio judío.
Katarzyna pregunta al vigilante del cementerio, que mira sus listas. Georg John, cuyo verdadero nombre era Georg Jacobsohn, no figura en la lista, por la razón que sea.
El túnel del monumento a Radogast...
Sybil y su madre son deportadas en tren de Berlín a Lodz. El viaje termina en la estación en las cercanías de Radegast, a unos 20 minutos a pie del gueto.
Cuando Sybil y su madre entran en el gueto, custodiadas por alemanes y auxiliares judíos, no tienen idea de lo que les espera.
Hoy en día Radegast es un lugar conmemorativo. Consta de un pequeño museo en el edificio restaurado de la estación y un túnel de unos 300 metros de largo.
En sus paredes hay listas de nombres. Se utilizaban para gestionar los transportes de entrada y salida del gueto.
A principios de mayo de 1942 Sybil y su madre reciben la notificación de las autoridades de su expulsión del gueto.
No se menciona ningún objetivo. Las dos mujeres solicitan por escrito ser eximidas de la medida. El 8.5. se rechaza la solicitud: "ODMOWA".
Un día después son transportados de Radegast a Kulmhof (Chelmno), a unos 50 kilómetros de distancia.
Katarzyna conduce el coche por Łódź. Nuestra ruta nos lleva hacia el oeste por las principales arterias. Poco a poco, la zona se vuelve más rural y las carreteras más estrechas.
Hoy en día Chelmno sigue siendo un pueblo. Tras una hora en coche llegamos allí. Cuando la responsable del lugar conmemorativo se entera de que Katarzyna es polaca, nos ofrece una visita guiada por el lugar.
Los tres caminamos durante una hora y media y Katarzyna traduce las explicaciones. Grabo la conversación con mi smartphone para analizarla en casa.
Enlace al memorial de Chelmno!
El campo de exterminio está construido en una antigua finca.
En la planta baja de la mansion, un pequeño palacio, Sybil y Adelheid tienen que desnudarse. Luego atraviesan un pasillo del sótano hasta una pequeña escalera de madera que sube unos peldaños.
Sigue una curva cerrada a la derecha: Sybil y Adelheid entran en una gran sala. El suelo está completamente cubierto de rejas de madera.
Delante y detrás de Sybil y Adelheid se amontona la gente, desnuda como ellas. Jóvenes, viejos, familias con niños... Han venido con ellas desde Lodz. Cuando la sala se ha llenado, cierran las puertas.
Sybil y Adelheid no saben que están en la parte trasera de un gran camión. Oyen arrancar un motor y sienten ligeras vibraciones.
No perciben los gases de escape que se desprenden. El monóxido de carbono es un gas prácticamente inodoro. Las personas reaccionan a ritmos diferentes, según su constitución:
Sybil siente mareos, fuertes dolores de cabeza, náuseas. Vomita, ve en imágenes borrosas que su madre y los demás están pasando mal como ella.
La gente se da cuenta ahora de que los están asesinando, de que están a punto de morir. Gritan desesperadamente, golpean las paredes con las palmas de las manos y los puños, hasta que pierden el conocimiento.
Al cabo de unos 15 minutos, cuando ya no se oyen señales de vida, el camión con los cadáveres se adentra en una zona boscosa a unos cuatro kilómetros de distancia.
Parte de la fachada sur del palacio de Chelmno antes de 1939.
Katarzyna y yo habíamos planeado recorrer a pie los 4 kilómetros hasta la zona boscosa, más o menos por la ruta que siguió el camión hace 80 años con los cuerpos de Sybil y Adelheid.
En el cielo se está formando un oscuro muro de nubes. Decidimos tomar el coche. Al cabo de unos 10 minutos estamos en el lugar.
Mientras caminamos hacia el monumento a los asesinados, comienza una tormenta con lluvia, truenos y relámpagos.
Tras la llegada del camión un destacamento judío abre las puertas de la zona de carga. Los cadáveres caen hacia los hombres. Suben a la zona de carga y los sacan uno a uno. Son supervisados por alemanes. Los que ya no pueden más, porque están física o mentalmente al límite de sus fuerzas, son fusilados.
Imagino a la Sybil muerta siendo arrastrada por el suelo, agarrada por las muñecas y los tobillos y arrojada a un profundo pozo.
Abajo miembros del equipo de trabajo apilan los cadáveres unos arriba de otros o junto a otros. Cada estrato se cubre con una capa de cal. Cuando la fosa está casi llena, se rellena con tierra.
Enlace al monumento conmemorativo en el bosque de Rzuchów.
De arriba abajo: Antigua fosa para cadáveres - monumento funerario para los asesinados - Katarzyna delante de una estela conmemorativa.
Muro con placas conmemorativas de los familiares asesinados en Chelmno. Sybil también debería recibir su placa aquí.
La placa conmemorativa de Sybil y su madre Adelheid se instaló casi exactamente dos años después de nuestra visita al lugar conmemorativo en el bosque de Rzuchów.
Mi primer diseño no cumplía los requisitos estatales para monumentos conmemorativos, así que tuve que modificarlo a fondo. Me alegré mucho cuando recibí la noticia de que la segunda versión había sido aprobada por las autoridades.
Quiero dar las gracias al Sr. Bartłomiej Grzanka, director del museo de Chełmno, por su activo apoyo, y por supuesto a Katarzyna, que me ayudó con la traducción de las cartas oficiales cuando DeepL fracasó a causa del polaco oficial.
Que Sybil y Adelheid descansen en paz y que la placa recuerde sus vidas a los visitantes.
¡Sólo los olvidados están muertos!
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